Teresa habla poco de la resurrección de Jesús como tal. Pero ella lo vive muy verdaderamente. Aquí tres estrofas del poema 23” Al Sagrado Corazón de Jesús '

3. Un día, Dios mío, como Madeleine,
Quería verte, acercarme a ti
Mi mirada se hundió en la inmensa llanura
Cuyo Maestro y Rey estaba buscando
Y grité al ver la pura ola,
El azul estrellado, la flor y el pájaro:
“Si no veo a Dios, naturaleza brillante,
No eres nada para mí, sino una gran tumba.

4. “Necesito un corazón ardiendo de ternura
Quedando mi apoyo sin retorno alguno
Amando todo lo que hay en mí, incluso mi debilidad...
No dejarme, noche y día.
No pude encontrar ninguna criatura
Quien siempre me amó, sin morir jamás.
Necesito un Dios tomando mi naturaleza
¡Convertirme en mi hermano y poder sufrir!

5. Me escuchaste, el único amigo que amo
Para deleitar mi corazón, hacerte mortal
¡Tú derramaste tu sangre, misterio supremo!…
Y todavía vives para mí en el Altar.
Si no puedo ver el resplandor de tu Rostro,
Para escuchar tu voz llena de dulzura
Puedo, oh mi Dios, vivir por tu gracia
Puedo descansar en tu Sagrado Corazón

La contemplación de la naturaleza deja a Teresa con un sabor de asuntos pendientes... Todo esto es genial, pero si su autor - Dios Creador - no se revela, la Creación no le parece "a ella". que una gran tumba "...
De hecho, su experiencia con las criaturas le enseña que son mortales. Cómo no pensar en la pérdida de tu madre cuando tenía 4 años y medio, cuando lees: “ No pude encontrar ninguna criatura / Que siempre me amara, sin morir jamás. » Pero hay más: su búsqueda es de un amor que nunca le fallará, no sólo que no cesa ante la muerte, sino que no cesa ante sus debilidades. Un amor que la acompaña incluso en su sufrimiento.

Y de aquí brota su confesión de fe en Jesús en su Misterio Pascual: “ Para deleitar mi corazón, haciéndote mortal / ¡Derramas tu sangre, misterio supremo!… / Y aún vives para mí en el Altar. » En una expresión concisa, podemos al menos recoger una triple afirmación de fe: Jesús está vivo (tú vives todavía), es por Teresa que hizo esto (Para deleitar mi corazón) - y como San Pablo, entendiendo que es “para ella”, entiende que es “para todos”, “para cada uno” y, finalmente, que es a través y en la Eucaristía que tenemos acceso a Jesús vivo y resucitado.

Así, en este misterio de la Eucaristía se salva toda la creación. Allí, ya, la tan ansiada “Patria” ya está presente en esta “tierra del exilio”.

Padre Emmanuel Schwab, Rector del Santuario, para la edición de marzo de la Reseña Teresa de Lisieux